Interior. Día. Oficina de Correos. Tarde

El objetivo es simple. Me dirijo a la señora de información, sobre en mano, espero pacientemente mi turno, y pregunto

-El día cinco de diciembre envíe un sobre idéntico a este, pero nunca llego a Madrid, ¿puede que las vacaciones del puente afecten a la profesionalidad del servicio de correo?
-Pues mire señor, se acumula mucho trabajo
-¿Me podría decir usted cuál es la manera más efectiva de enviar este sobre a Madrid y asegurarse de que llegue?
-Llegar, llegar, llegan todos…
-Pero le explico que el anterior no ha llegado.
-Tal vez llega.
-Sí, tal vez llega, pero necesito estar seguro de que llega. No se trata aquí de irse a un servicio de entrega privado, puesto que me gustaría que sea correos el que lo haga -esto último podría sonar a sarcasmo, lo sé, pero en el momento me lo creía.
-Pues bueno, si usted quiere ir a la competencia no seré yo quién se lo impida.
-Lo sé señora, lo sé. Pero creo que está aquí para asegurarme que hay una manera de que las cartas lleguen.
-No me eche la bronca a mí… que no soy la culpable. Además, nadie es perfecto y no se le puede asegurar nada. Mire, usted mismo se toma un avión y se estrella, y ¿qué hace?, o va con su coche y tiene un accidente, ¿acaso algo es seguro en esta vida?

Sonrío para no insultarla…

-Entonces, lo que me esta diciendo es que no hay seguridad de que el servicio sea haga correctamente, ¿es cierto?
-No, lo que le estoy diciendo es que un diez por ciento (sic) de las cartas se pierde, y ese tal vez le toco a usted… ¿Por qué no lo envia por postal express?
-Por que no es urgente, simplemente quiero que llegue y no creo que me tendría que gastar diez euros en enviar una carta.
-Entonces envíela certificada…
-¿?
-Si la envia certificada puede reclamar. Usted pone una reclamación y después de un mes le llega la respuesta de lo que sucedió con su carta.
-Bien señora, le he dicho que no es urgente, pero tampoco tengo que esperar un mes para saber si la carta llego o no.
-Entonces no sé que decirle…
-Resumiendo: no hay seguridad de que las cartas lleguen, el certificado tarda un mes en dar informe en caso de extravío? qué hago, ¿me voy a la competencia?
-Usted mismo.
-Gracias por su paciencia. Feliz año.
-Gracias a usted, feliz año.

Cojo el sobre. Me acerco a la primer oficina de «courier» que encuentro, pago los catorce euros que me cobran, y vuelvo a casa pensando en si en el correo no existirá una tendencia suicida hacia su desaparición, o, como mínimo, su privatización… qué pena.

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