Hace un par de semanas, se inauguró en Madrid (Museo ICO), y unos días más tarde en Berlín (Architekturforum Aedes), la exposición “Ruinas Modernas” de Julia Schulz-Dornburg.
Con Julia nos conocimos hace unos meses atrás, por esos caminos de la casualidad (¿o será ya la causalidad?). Me encontraba en esos estadios de limbo, recién habiendo terminando una cosa y todavía sin haber comenzado la siguiente. Buscando aquello que me seduzca lo suficiente como para poder entregarme a su influjo.
Cuándo me contó su proyecto, o mejor dicho, cuándo me comentó de la reciente publicación de su libro homónimo y del tema que allí se abordaba, sentí inmediatamente lo que sentimos los cineastas frente aquello que nos habla directamente: unas ligeras palpitaciones del corazón que nos advierten de la presencia de algo que merece nuestra atención. Siempre, pienso, todos los proyectos verdaderos, realizados o no, comienzan con unas imperceptibles palpitaciones. Un corazón que actuaría a manera de dos ramitas en manos de un Zahorí imaginario (conocí hace unos años a una zahorí que realizaba interesantes experimentos… pero este, ya sería tema para otro film).
Mientras me iba sumergiendo en este nuevo tema, surgió la posibilidad de hacer unas piezas de vídeo para la exposición. Una experiencia de los más enriquecedora, por cierto, que me permitiría, a mi y a quienes están colaborando conmigo en esta nueva aventura, ir adentrándonos en este nuevo territorio… recurrimos entonces, y únicamente, a materiales promocionales existentes en la red, a manera de found footage, formando distintos grupos de audiovisuales compuestos de diferentes monitores domésticos, a semejanza de souvenirs de un sueño. El sueño de la buenaventura, del tiempo libre, de un tiempo sin sufrimiento dónde el ocio, y poco más, sería la preocupación central de todos los europeos…
Antes de finalizar, quisiera citar, a continuación, el texto que Julia preparó para la exposición, que refleja, fielmente, su trabajo:
“La exposición es fruto de un proceso continuo de investigación que arranca en el 2010 con las primeras indagaciones sobre universos del ocio, ciudades fantasmas y paisajes de lucro. La pieza central del trabajo esta formada por el inventario fotográfico de la construcción especulativa abandonada en España. Se retratan parajes ocupados por conjuntos de edificaciones no completados dentro del territorio nacional. La reciente implantación masiva de enclaves de ocio, complejos turísticos y residenciales de todo tipo, ha transformado amplias regiones de la costa y ha llegado incluso a las provincias interiores. El ocaso prematuro de algunos de estos asentamientos a causa del estallido de la burbuja nos presenta, con imágenes de inquietante belleza, la incongruencia entre la vida corta de la especulación inmobiliaria —abortada por causas técnicas— y sus perdurables secuelas físicas.
El boom inmobiliario creó unas perspectivas de plusvalía ficticias, alimentando una insaciable ansiedad por despegar que terminó en un desapego absoluto, no sólo del propio territorio, de la tierra, de las costumbres, sino también del sentido crítico y de la razón. Los resultados de estos años locos, aunque grotescos, impresionan por su contundencia y falta de timidez. Son monumentos de alto valor simbólico, porque resumen, de forma elocuente y visible, la compleja trama de complicidad social, política y económica que insiste, como si no hubiese otra opción, que el único modelo viable para nuestra sociedad es el modelo de crecimiento. A cualquier coste, en cualquier lugar.
La muestra no es un censo de promociones fracasadas y no pretende ser representativo, la colección de los casos presentados responde a una selección personal. De los lugares visitados a lo largo de los 10.000 km de viaje durante un periodo de dos años, 60 urbanizaciones fueron retratadas e investigadas de las cuales se pueden contemplar unas 35 en estas salas. La información que acompaña el inventario fotográfico procede exclusivamente de las promotoras inmobiliarias, archivos municipales y boletines del Estado.
La especulación inmobiliaria como fenómeno no se puede concebir sin contar con el elemento de la ficción. La simulación de la realidad representa una parte intrínseca del sistema (especular viene del latino specularis/espejo: mirar con atención al reflejo; hacer suposiciones sobre algo hipotético). La exposición rinde cuenta a esta dualidad y lo incorpora de forma estructural. Realidad y ficción forman un tándem inseparable a lo largo del recorrido expositivo. Los documentos fotográficos están expuestos al lado de su correspondiente información promocional, la publicidad se contrasta con los propios datos estadísticos, el lema del complejo se yuxtapone a su currículo vitae oficial y los planos urbanísticos muestran el emprendimiento especulativo en relación al municipio que expide los permisos para ello. Sólo desde esta lectura doble, de la reciprocidad entre la realidad y la ficción, se puede llegar a comprender lo impensable, reconstruir lo inimaginable, constatar el disparate y sacar sus propias conclusiones.”
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