«La única contrarregla segura es la que ya ofrecía Aristóteles en los Tópicos: no discutir con el primero que se presente, sino únicamente con aquellos a quienes se conoce y de los que se sabe que tienen el suficiente entendimiento para no plantear algo demasiado absurdo y tener que quedar por ello expuestos a la vergüenza; para discutir con razones y no con sentencias inapelables; para escuchar las razones, también de labios del adversario, y que tengan la ecuanimidad suficiente para soportar no llevar razón cuando la verdad está de la otra parte. de esto se sigue que de entre cien, apenas uno es digno de que se discuta con él. Déjese al resto decir lo que quiera, pues desipere est juris gentium [delirar es un derecho común], y considérese lo que dice Voltaire: la paix vaut encore mieux que la verité [la paz es preferible aún a la verdad], y hay un refrán árabe que afirma que del «árbol del silencio cuelgan los frutos de la paz”».
El arte de tener razón, Arthur Schopenhauer.
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